4 abr 2009


Vivo en un ojo... lleno de ojos que me miran y me juzgan.

Se acercan los bordes afilados de la tormenta, que da vueltas alrededor ajena a una, y siento en la piel los fríos cortes que me asesta el agua que corre en ella...
Se le suma el viento helado de la memoria que todo lo guarda y arremete con los reproches...

Si una vive dentro del ojo del huracán y su aparente calma...
Si una vive tragando ficticias calmas desde hace tiempo...
¿Cuanto se supone que debe tragar más?
¿Cuanto se supone que aguanta el cuerpo?

...




3 comentarios:

Capitán Tormentas dijo...

Poniéndome metafóricamente profesional, si uno se encuentra en el vórtice de un huracán o ciclón tropical además de rezar mucho si sabes, la maniobra a seguir, es amurar a la mar con el mínimo de máquina que te permita gobernar con mano firme “lo que el cuerpo aguante” e intentando salir de él “tragando el mínimo de estrochones posibles”.
Bonito texto, e impresionante foto de “un tornado”, mi querida Lauriña, (uno que es así de puntilloso).
Besos

Lauhra dijo...

Tiene usted toda la razón del mundo, es un tornado, pero me gustó más esta foto que la del huracán, (una que es así de superficial).
Besos

Roque Soto dijo...

Sugerente y atractiva fotografía. Será porque estamos en contacto permanente con las tormentas que se desarrollan en nuestra alma.

Un cordial saludo